miércoles, 29 de abril de 2015

El cuerpo perfecto

Debido a la carrera que estoy estudiando, intimamente relacionada con la salud, y al trabajo que recientemente una profesora nos ha mandado hacer soy cada vez más consciente de una cosa...
¿Se han dado cuenta de que la mayoría de veces los trastornos alimenticios afectan más a las mujeres que a los hombres? ¿Quién ha decidido que las mujeres debemos estar delgadas para ser atractivas?
Lo peor de todo esto es que ese ideal de belleza propuesto por la sociedad ha calado tan hondo que nos es difícil desprendernos de él.
Las mujeres  que están delgadas quieren estarlo más y las que no están tan delgadas ven como un reto imposible lograr ese canon de belleza,
Eh, pero la cosa no acaba solo ahí, no. ¿Estar solo delgada? Ojalá, debes tener curvas y unos pechos grandes, unos ojos bonitos, unos labios carnosos, un cabello largo y cuidado, unas piernas esbelta...¿se me olvida algo?
Ya no nos basta con un poco de maquillaje para estar "guapas" no, debemos someternos a un estricto régimen para conseguir una ilusión porque el cuerpo perfecto no es más que eso: una ilusión.


Las estadísticas son claras un cerca del 55% de las mujeres sufren trastornos alimenticios frente a un 40% de los hombres, que esa es otra.
¿De dónde sale la idea de que el hombre ha de ser un armario musculado? Alto, de cuerpo atlético, sonrisa perfecta, labios no demasiado finos, cejas no muy poblabas, quizá una barba pero que esté bien cuidada...

Estas ideas nos la han ido inculcando mediante anuncios desde que éramos pequeños proponiendo unos cuerpos imposibles de conseguir porque ni siquiera, la mayoría, de los propios modelos tienen los cuerpos que muestran en las campañas publicitarias, son retocados por photoshop.





Nos preocupamos demasiado por nuestro cuerpo, por la imagen que nos devuelve el espejo....en definitiva por nuestro físico.
Queremos, más bien, pretendemos parecernos a esa actriz/actor o modelos tan guapa o guapo que hemos visto en la televisión en alguna revista sin tener en cuenta que no todos los cuerpo son iguales. Déjenme aclarar, sin tener en cuenta que no todos tenemos la misma constitución. Porque sí señoras y señores nuestro cuerpo, nuestra forma física e incluso nuestro peso varía en función de nuestra constitución y eso es algo que no se puede modificar, deviene de fábrica (no, por favor, no entremos en debates de posibilidades con la cirugía).
Si bien es cierto que podemos modular, que no cambiar, nuestro aspecto a base de ejercicio y comida sana eso de debe convertirse, bajo ningún concepto en una obsesión. Porque será algo que acabe con nosotros.


Fuentes:
-youtube

https://www.google.es/url?sa=t&rct=j&q=&esrc=s&source=video&cd=7&cad=rja&uact=8&ved=0CD4QtwIwBg&url=http%3A%2F%2Fwww.youtube.com%2Fwatch%3Fv%3DDLT0ZrVUrKk&ei=5_FAVdT8BKS17gb_jIDYBQ&usg=AFQjCNFbNwm5AbFvgSLQcdtHSS0OocOUNw&sig2=_MFcTPwX30OW3AIFHoxNrg&bvm=bv.91665533,d.d24

http://www.dmedicina.com/vida-sana/deporte/ejercicio-fisico/2015/04/09/culto-cuerpo-convierte-enfermedad-51357.html



martes, 21 de abril de 2015

"El mensaje"

La imagen que estoy relatando ya la había visto por Internet antes, me gustaría decir que me ha inspirado para escribir (que ciertamente así ha sido) pero simplemente me he limitado a escribir la historia que vemos en las imágenes.

Antes de empezar con el relato decir que la imagen no es mía, simplemente la he tomado prestada así que quiero acreditar los derecho de autor a su respectiva autora o autor.


El obscuro habitáculo donde residía desde hacía años era suficiente para ella, para su descompuesto cuerpo. Aunque había dejado atrás su vida y su belleza ya había desaparecido; aún quedaban albergados en aquel fantasmal corazón los sentimientos que un día tuvo, tan fuertes que casi podía sentir el latir en aquella cavidad vacía.
Con una firme mano, en la que ya no quedaba rastro de piel, solo una delgada falange sostuvo una mariposa tan negra como la oscuridad que la envolvía. 
Pertenecía a la muerte.
Era un recuerdo que revoloteaba entre el olvido y la melancolía.
"Aún no te he olvidado", le pidió que transmitiera su mensaje, que le recordara que mantenía su promesa de amor eterno.
Tal vez se lo diría en un sueño o quizás en un susurro.
Fue lo único que le pidió. Necesitaba hacerle saber que, aunque su marchito cuerpo ya no podía acariciarle ni besarle, seguía pensando en él, anhelando su compañía.
"Él tampoco te ha olvidado", le dijo a su regreso, relatandole lo que sus pequeños ojos habían visto. 
Aunque ya no podía llorar ni sonreír lo hizo. La muerte se lo permitió aquel día.