miércoles, 10 de febrero de 2016

Cambio en el modelo de la Barbie

Hace poco leí la noticia de que iban a cambiar el aspecto de la mítica muñeca Barbie  por uno que se acercara más a la realidad de las mujeres. Sin bien estoy a favor de ello, de que las niñas jueguen con muñecas que les muestren la diversidad de cuerpos y formas y no un único e idealizado aspecto, creo que no se está enfocando de manera correcta.



No digo que no haya sido una buena idea o esté bien. Además el hecho de que la muñeca tuviera, lo que era o es considerado, las medidas perfectas; ha ocasionado gran cantidad de quejas.
Pero reitero que nos estamos equivocando en la manera de enfocarlo.
Yo misma me he criado toda mi niñez rodeada de barbies, he tenido montones de ellas y no por ello me he sentido avergonzada de mi cuerpo -que queda lejos de las medidas perfectas- ni he tenido como modelo de belleza un cuerpo así. No quiero decir con esto que todas las niñas que hayan jugado, o estén jugando, con estas muñecas hayan pasado por problemas asó o vayan a tenerlos, ni mucho más lejos de la verdad. Solo matizar que el verdadero problema no está en la muñeca, pues nunca jugué a que mis muñecas fueran princesas que necesitaran ser salvadas por un príncipe; todo lo contrario. Era heroínas, guerreras, espías...Ellas eran quien salvaban al príncipe. Pero claro, yo también me crié con películas de las barbies donde eran ellas quien salvaban el reino y al príncipe. Películas como Barbie en el lago de los cisnes, Barbie Rapunzel, Barbie y el cascanueces  (puede que no sea el título correcto de las películas pero ya me entienden). En todas ellas sin bien es cierto que en algún momento se hallan en peligro y tienen que ser salvadas, son ellas quienes finalmente vencen al antagonista.
Ahora, hace poco mientras cuidaba de mi prima pequeña vi la nueva serie de la barbie que tanto le gusta a ella. Barbie in the dram house o algo así creo que se llamaba. Donde salía una chica pija, que tenía todo cuanto quería y que se preocupaba mucho -demasiado- por su aspecto, ropa...Es ahí donde debería hacerse el cambio. Cuando acabó el episodio mi prima decía que ella solo quería tener una casa tan grande como la de la serie y una habitación llena de ropa y zapatos.
Creo que esa es la imagen equivocada que están recibiendo muchas niñas y no solo el modelo o forma de la muñeca con la que juegan.
Además, la Barbie no es el único estereotipo que reciben hoy día en los juguetes, ¿alguien se acuerda de los Pin y Pon cómo eran antes?  No he leído ni escuchado tanta polémica respecto a como son ahora.
No sé si alguien sabe a que me refiero y de ser así, espero que entienda mi opinión.

lunes, 8 de febrero de 2016

El ángel enamorado

Era un ser celestial, tan majestuoso que escapaba a la imaginación. Sin embargo, esa la perfección traía consigo la arrogancia.
Arrogancia ante aquellos seres inferiores.
Seres que caminaban por la tierra. Los miraba con desprecio, los miraba sin entender cómo eran capaces de destruirse, cómo sucumbían ante los más básicos instintos de ira y venganza.
Si, era un ángel pero también era arrogante, creía , en la falsa perfección con la que había sido dotado, poder cambiar a los seres humanos. Y con esa intención bajó a la Tierra.
Todo aquello cuanto vio le hizo creer que había bajado al reino prohibido, aquel lugar donde el fuego arde eternamente. Aquel reino que ganó uno de sus hermanos al revelarse contra el poder de su creador.
Era capaz de sentir, de percibir un dolor más allá de que hubiera imaginado soportable, aquellos seres habían hecho de su propio lugar un infierno mientras suplicaban a la divinidad que les adoraba una ayuda, un milagro. ¿Cómo? ¿Cómo podían esperar la ayuda de nadie si ellos mismos eran los causantes de su propio dolor, del dolor ajeno?
Quiso acabar con todo. Quiso blandir su justiciera espada contra aquellos que pecaban y así desenvainó su espada; sin embargo, no llegó a blandirla. Se quedó observando uno de aquellos humanos.
Era un ser imperfecto, no había nada que pudiera llamar su atención a la de otros. Pero se enamoró, dentro de aquel ser brillaba las esperanza y la bondad, cierta empatía y solidaridad; al igual que también se hallaba los más oscuros sentimientos de odio y venganza. Eran dos fuerzas completamente opuestas, no había forma de mantenerlas en equilibrio pero, sin embargo, aquel ser lo conseguía.
No podía entenderlo. Era imposible albergar sentimientos de odio sin caer en él. No era posible coquetear con la ira sin dejarse seducir por ella. Así se lo habían enseñado.
Y sin embargo; lo que sus ojos podían ver le demostraban lo contrario.
Olvidó que al salir del paraíso se volvía susceptible a aquellas emociones que cubrían el mundo como un manto.
Pese a que seguía siendo un ser divino, aquello que una vez infectó a uno de sus hermanos, lo estaba infectando a él. Aquello que denominaban: humanidad.
Comenzó a seguir a ese ser imperfecto, observándole a distancia. Su comportamiento era como poco paradójico. Hubo momentos en que demostraba tener amabilidad hacia otras criaturas como fue alimentando a un perro callejero mientras, seguidamente, ignoraba a otro ser que pedía ayuda ,en la calle, para él y su familia.
No fue capaz de recordar que su presencia no era más que meras ilusiones e imaginaciones para los mortales, donde ya no creían en seres fantásticos; no obstante, seguía siendo susceptibles a su presencia. Cuando se giró y sus ojos se toparon con aquel ser celestial, se sintió abrumada, confundida y asustada. Salió corriendo siendo sus piernas impulsadas por aquel instinto más básico que siempre les había caracterizado en las peores situaciones: la supervivencia.
Dentro de sí mismo sintió como si algo se quebrara cual cristal. El ángel olvidó que el castigo por descender sin el consentimiento de su creador era sentir al igual que lo hacían las personas.
El tiempo, elemento extraño pues allá de donde provenía no existía, comenzó a transcurrir.
Así se convirtió en un recuerdo olvidado, en un murmullo silenciado por el viento, en una ilusión infantil, en un sueño finalizado por sí mismo.
Lo era todo y se convirtió en nada.
Quedó vagando, de forma indefinida por aquellos lugares. Confundía los días, las noches. Hasta que volvió a verle. A ese ser que le había anclado en la tierra, se encontraba suplicando por un poco más de tiempo. Sus ojos se marchitaban, luchaba por no dejarse abrazar por la sombra de la vida. Entonces se miraron de nuevo. Brillaban un poco de esperanza en su interior aún y antes de cerrar los ojos, en su último aliento una disculpa y una suplica.
El pobre ángel enamorado no pudo hacerlo. No pudo dejar que Ella se llevara su alma. Sabía el precio que tendría que pagar pero no le importaba.
No le importó dejarse abrazar por su hermano caído, no le importó que las puertas del cielo se cerraran ni tampoco le importó quedarse atrapado para toda la eternidad en ese terreno neutral.
No era un ser maligno, no podía ni quería acercarse a ese lugar prohibido tampoco era un ser celestial para volver.
Podían salvar las vidas de las personas, podían sanar heridas y enfermedades que ni siquiera en el futuro más avanzado podrían curar y no les pasaría nada. No obstante, para devolver una vida debían perder sus alas.



sábado, 6 de febrero de 2016

No estés triste, no llores

¿Cuántas veces habremos escuchados esas palabras en nuestra vida?  Seguramente más de las que pudiéramos recordar.

Eso no es motivo para llorar.
No tiene importancia como para que derramar lágrimas.
Eso es una tontería para ponerse así....

Y miles de frases así hemos escuchado cientos de veces cada vez que no sentíamos abatidos, que no encontrábamos las fuerzas para sonreír. Cada vez que la vida nos golpeaba de tal manera que rompía nuestra monotonía, nuestros esquemas, nuestro mundo.
Tal vez, a ojos ajenos no aquello que nos sucedía no era nada pero a nosotros nos había roto.
Y, aun así, no se nos permitía estar tristes. Perdón, me corrijo, no se nos permite estar tristes, ¿por qué?
¿Por qué todo sentimiento ajeno a la felicidad o la alegría es malo?

Vale, a nadie le gusta estar triste ni llorar, mucho menos ver a algún ser querido que está así. Sin embargo, es necesario. A veces, es necesario que estemos tristes, que podamos llorar, es un sentimiento y somos humanos, no todo será perfecto siempre ni nunca. Es como cuando nos hacemos una herida y ésta sangra y nos duele; ahí nadie nos dice, "no sangres, que no te duela".
Puede que el motivo de ellos es porque es algo que ellos ven y saben que duele, cuando nos sentimos tristes nadie puede abrirnos en dos y mirar si interiormente debemos estar tristes o no y aunque no fuera así, aunque no fuera motivo suficiente, ¿por qué no podemos estarlo?
Es una forma de curarnos, de sanar heridas y no tiene por qué ser malo.
No siempre necesitamos a alguien que nos diga que no debemos llorar, eso solo consigue aumentar nuestro llanto o desconsuelo, a veces solo necesitamos que nos dejen llorar tranquilo para que podamos desahogarnos.

No es bueno acumular sentimientos, no es bueno fingir que nos sentimos alegres cuando no lo estamos.
Tampoco digo que sea bueno estar continuamente tristes, claro que no. Hay que tener cuidado, la tristeza es adictiva y podemos acabar cayendo en ella sin motivo alguno.

Simplemente quería decir que no es malo que lloremos cuando los necesitamos, en ocasiones después de "una llantina" conseguimos ver las cosas diferentes, es cuando nos levantamos. Cuando la herida ha dejado de sangrar, es después de un periodo de tristeza cuando la herida comienza a sanar; cuando el tiempo cura. No antes.

miércoles, 3 de febrero de 2016

Detente un segundo, respira, mira....

Acércate este momento en que nace la noche o muere el día. Deja descalzos tus pies, que sientan el suelo que te sostiene y siempre pisas, dejar que el aroma ignorado de la tierra te envuelva. Y siéntate aquí -donde no llegan los hilos de la sociedad-, un segundo, un minuto, una hora....Deja que tus ojos acaricien el paisaje y percátate de aquello que se oculta a los que no son capaces de observar.
Olvídate del tiempo y de que nuestro pasar es efímero, recuerda cómo formas parte de este mundo.
Tan solo quédate quieto y abandona ese afán por alcanzar una meta que nos ha sido impuesta.
Solo comprende lo que te rodea, que estas vivo, solo hasta que nazca el día o muera la noche.


(la imagen no me pertenece)