viernes, 15 de junio de 2018

Lo que no te cuenta de un corazón roto



Que el golpe, la estocada, no llegan en ese mismo momento; ni siquiera eres consciente de ello. Es como un parpadeo, sucede en un instante, indoloro. Claro que al principio no te percatas que está roto.

El dolor viene después.

Te dicen que cuando eso ocurre no sabes lo que hacer, cuando empiezas a sentirlo que te sientes perdida; sin embargo, a veces, la sensación no es esa. Porque al final sigues hacia delante, sabes que debes seguir, avanzar, pero es como si te quitasen algo no vital, aunque si indispensable. Lo considero algo similar a cuando sientes que te has olvidado de algo  que te hacía falta.

Notarás como te invaden pensamientos negativos y será como si un aura de tristeza rodeara todo. Te rodease a ti.

Te dices que estás bien pero no es así y lo sabes. Sobre todo cuando alguien se acerca más de la cuenta se corta con los restos que aún quedan de ti. Aunque duela como si mil cuchillas te atravesasen debes recoger las esquirlas de dentro de tu pecho y recomponerlo. Será doloroso, por supuesto, y podrás romper aún más por la fragilidad de los fragmentos pero al final merecerá la pena.

Aprenderá a recomponerte con el tiempo; no obstante, las piezas nunca estarán como al principio. Pese a que el tiempo pase será una herida que nunca cerrará, estará ahí, permanente, como un surco invisible.

No te cuenta que el tiempo por si solo no cura nada. Que no puedes simplemente esperar a que pase porque entonces nunca pasará. Encontrarás en la soledad a tu mejor amiga pero deberás tener cuidado con ella porque podrá llegar a ser muy posesiva y celosa. Y aunque cueste deberás dejar que te ayuden, será así como podrás avanzar y salir de ese vórtice en el que jamás creíste poder entrar.

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